De hecho, el inicio de estas fiestas se debe a la iniciativa de los hermanos de la Hermandad Sacramental cuando a principios de los años 20 decidieron montar una tómbola para recaudar fondos para comprarle el manto y el palio a la Virgen de los Dolores.

Han pasado casi cien años, un siglo en el que lo que empezó siendo una Velá mudó a Feria y en el que ha habido varias ubicaciones, desde la céntrica calle Navarro Caro, la Plaza Príncipe de Asturias, la antesala del hoy Polideportivo Mascareta, Blas Infante o la actual en la Avenida de los Olivos, entre otras, pero lo que no ha cambiado son las ganas de divertirse de los tomareños y la imprescindible presencia de la tómbola de la suerte.

A la entrada o a la salida, el miércoles o el domingo, la tómbola es parada obligada en la Feria. Desde su mostrador, cada año los hermanos de la Sacramental se reparten cientos de regalos que han sido donados por vecinos, instituciones u organizaciones, y cuyos beneficios se destinan a obras de caridad.