En Tomares, los sevillistas tomareños, vivieron ayer una noche mágica con el equipo de sus amores. Se iniciaba la que quizá pueda ser la semana más histórica del Sevilla FC. La cita era a las 20:45 horas en Basilea en donde los jugadores de Unai Emery se enfrentaban al todopoderoso Liverpool.

A esa misma hora, Tomares recibía enfiestada a la Hermandad del Rocío, que hacía su entrada en el municipio tras haber vivido, quizás, la romería más difícil de su historia, por lo menos la más mojada.

Mientras la Hermandad del Rocío hacía su recorrido, la Peña Sevillista y muchos de los bares de Tomares estaban abarrotados para seguir el partido. Mucha ilusión para lograr una gesta única, ganar la quinta Europa League, la tercera consecutiva, frente a uno de los clubes más laureados de Europa.

Con el pitido inicial, se inició la lucha sobre el terreno de juego y los nervios en el interior de los bares y terrazas. En el minuto 30 las cosas se torcían y Sturridge adelantaba a los ingleses. Las cosas no pintaban nada bien. Pero este Sevilla nunca se rinde y todo cambió en la segunda parte, porque para los de Nervión, las segundas partes sí son buenas.

En el minuto 46 Gameiro igualaba el encuentro y el St. Jakob Park y los bares de Tomares estallaban de alegría. Había partido y el Sevilla, animado por su afición, empezó una remontada mítica que se vio culminada en los minutos 63 y 69 por dos goles de Coke que resonaban en la Calle Navarro Caro justo en el momento en el que el Simpecado estaba a la altura de la Peña Sevillista en su camino a la Parroquia de Nuestra Señora de Belén.

De ahí hasta el final el campo, Sevilla y Tomares fue una fiesta. El Sevilla FC lograba traerse para casa su quinta Europa League en cinco años, se convertía en el primer equipo en ganarla tres años consecutivos y se ganaba una plaza para la Champions, y todo lo hacía, al igual que el año pasado, en la misma noche que regresaba a su casa el Simpecado del Rocío.